Diego Maradona

Debo reconocerlo. No miró televisión, me limitó a la Liga Española de Fútbol (si juega la Real Sociedad, o algún otro equipo que me simpatice), y a poco, en realidad muy poco más.
Nunca tuve el "hábito", y ya es tarde para iniciarme.
Pero hoy me animé con el nuevo programa que Diego Maradona presentaba en el Canal 13, aquí en Argentina.
Segundo reconocimiento, tampoco me gusta Adrián Suar, no creo que sus series sean la gran innovación que la mayoría de los medios han tratado de hacernos entender.
Pero esta nota lleva un título. Disfruté el programa de Diego Maradona. No voy a intelectualizar, cosa que ya muchos medios gráficos estarán haciendo para los diarios de la mañana, no necesito esconderme en tan torpe guarida.
En primer lugar me da gran placer ver a una persona, que pasó por momentos muy difíciles, encontrar nuevamente el camino. ¿Correcto? ¿Quién sabe?
Ver a Diego Maradona reírse, compartir ese momento con sus padres y el resto de su familia, disfrutar cada minuto del programa con ingenuidad, con emoción.
No voy a emitir opiniones sobre lo superficial, de eso también se encargaran otros medios, quiero rescatar lo que se transmitió, el núcleo.
Allí hubo tiempo para la reconciliación (con Pelé), que además sirvió para que Diego Maradona "bajara línea" sobre las diferencias artificiales que nos separan de Brasil, y muchos otros pequeños detalles que fueron haciendo que el programa fuera excepcional.
No hablo de algo absoluto, pero ciertamente hubo una constante, rodeada de humor, de pequeñas tonterías a veces, de lágrimas otras, que hacen que este programa sea aire fresco, distensión en uno de los tantos momentos extraños de este misterio llamado Argentina.
Bueno, finalmente un poquito he mostrado cierta "hilacha" intelectual.
A fin de cuentas, sólo queda la alegría, saber que Diego Maradona está de vuelta. Le doy la bienvenida, y le digo: no es poco para comenzar.